Evaluación de simulación y disimulación en contextos forenses
En el ámbito forense, la objetividad y la validez de los hallazgos psicológicos son fundamentales, especialmente cuando los resultados pueden influir en decisiones judiciales sobre responsabilidad penal, capacidad civil, custodia de personas menores de edad o valoración del daño psíquico. En este contexto, la detección de conductas como la simulación (exageración o invención de síntomas) y la disimulación (minimización o negación de dificultades reales) constituye una parte crucial del proceso evaluativo.

Simulación: definición y detección
La simulación se refiere a la fabricación deliberada de síntomas físicos o psicológicos con el objetivo de obtener un beneficio externo, como evitar una condena, acceder a compensaciones económicas o modificar decisiones judiciales (Rogers, 2008). En contextos forenses, esta conducta puede presentarse en evaluaciones de daño psíquico, capacidad laboral, responsabilidad penal o idoneidad parental.
Para su detección, se emplean estrategias clínicas y psicométricas. Las herramientas más reconocidas incluyen el Minnesota Multiphasic Personality Inventory-2 y MMPI-3, que cuentan con escalas específicas de validez como F (Frecuencia), Fp (Frecuencia psicopatológica) y RBS (Síntomas raros) diseñadas para identificar patrones de sobregeneralización, incoherencia o invención de síntomas (Ben-Porath & Tellegen, 2020).
Asimismo, se utilizan instrumentos complementarios como el Structured Interview of Reported Symptoms (SIRS) o pruebas de desempeño como el Test de Complaints Validity (CVT), las cuales permiten evaluar la credibilidad de los síntomas desde distintos enfoques (Widows & Smith, 2005).
Disimulación: negación o minimización de dificultades
La disimulación, por otro lado, implica ocultar o minimizar síntomas psicológicos reales con el fin de ser percibido como funcional o saludable, ya sea para evitar estigmas, conservar derechos legales o conseguir un determinado fallo judicial (Rogers, 2008).
Este fenómeno es común, por ejemplo, en evaluaciones para tenencia de armas, custodia de PME o idoneidad para el trabajo. Al igual que en la simulación, se utilizan escalas específicas dentro del MMPI como L (Mentira), K (Corrección) y el índice F-K, así como entrevistas clínicas especializadas, para detectar intentos de ofrecer una imagen excesivamente favorable de sí mismo (Rogers y Bender, 2019).
Importancia ética y técnica
Detectar estos intentos de manipulación de la evaluación no implica emitir juicios morales, sino garantizar que las conclusiones psicológicas se basen en datos válidos y confiables. Por esta razón, el profesional forense debe mantener una postura ética, técnica y neutral, combinando la evidencia psicométrica con el análisis clínico y contextual del caso
Las evaluaciones deben considerar tanto los resultados objetivos como el estilo de respuesta, incluyendo la motivación del evaluado, las condiciones del proceso judicial y la consistencia de la información recopilada. Una correcta interpretación de estos elementos contribuye a proteger los derechos de todas las partes involucradas y a ofrecer insumos útiles para el sistema judicial.
Bibliografía
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Rogers, R. (2008). Clinical assessment of malingering and deception (3rd ed.). New York: Guilford Press.
Rogers, R y Bender, S (2019). Evaluación clínica de la simulación y el engaño. México: Manual Moderno.
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Widows, M. R., & Smith, G. P. (2005). Structured Interview of Reported Symptoms (SIRS) and Professional Manual. Odessa, FL: Psychological Assessment Resources.