Lenguaje corporal y atracción

19.05.2025

La atracción entre personas rara vez se comunica únicamente con palabras. En las etapas iniciales de un encuentro potencialmente romántico, los gestos, posturas y expresiones cumplen una función esencial para indicar —de forma implícita— la existencia de interés, disponibilidad o rechazo. El lenguaje corporal actúa como una coreografía intuitiva que puede facilitar o inhibir el establecimiento de vínculos más estrechos.

Diversas investigaciones y manuales de divulgación coinciden en que el contacto visual, la sonrisa, la postura corporal y el contacto físico son elementos fundamentales del lenguaje no verbal durante el cortejo (Kuhnke, 2017; Rosales, 2020; Hidrobo, Moreno y Oyuela, 2009). Este artículo explora estos componentes, ilustrando cómo se manifiestan y qué significados suelen tener.


1. Contacto visual: la primera señal

El contacto visual es uno de los indicadores más potentes de interés. Puede transmitir apertura, curiosidad, deseo o, en contraste, desinterés. Las diferencias de género, aunque no universales, tienden a reflejar patrones comunes: por ejemplo, cuando una mujer nota a alguien que le resulta atractivo, suele establecer contacto visual breve (de 3 a 5 segundos), desviar la mirada y luego repetir la acción. Este juego de miradas sugiere un permiso implícito para acercarse (Kuhnke, 2017).

Rosales (2020) propone una clasificación progresiva de niveles de contacto visual que van desde la ausencia total de interés (nivel 0), hasta el contacto visual sostenido con sonrisa y complicidad (niveles 6 a 8). A medida que se asciende en estos niveles, la probabilidad de que haya una intención romántica mutua también se incrementa.

2. Sonrisa: anticipando una apertura

La sonrisa puede ser uno de los primeros signos de receptividad. En el contexto del cortejo, las sonrisas iniciales suelen ser breves, sutiles y controladas, con el fin de generar intriga y permitir al otro interpretar una posible señal de permiso. Si esta sonrisa no es respondida con una señal recíproca —por ejemplo, una sonrisa de vuelta, elevación de la barbilla o una nueva mirada—, es probable que la interacción no progrese (Kuhnke, 2017).


3. Postura corporal: sintonía y exhibición

La postura también transmite intenciones. Durante un encuentro con carga afectiva o romántica, ambos participantes tienden a ajustar su posición corporal para resaltar atributos físicos: enderezar la espalda, tensar el abdomen, inclinar ligeramente la cabeza, arreglar la ropa o el cabello. Estos gestos, aunque aparentemente casuales, forman parte del repertorio de seducción.

En general, la orientación del cuerpo hacia la otra persona, la imitación de posturas y la reducción de la distancia interpersonal reflejan apertura y deseo de conexión. Según Hidrobo, Moreno y Oyuela (2009), conductas como cruzar las piernas, inclinarse hacia el otro o adoptar posturas idénticas entre la pareja fueron las más comunes durante el galanteo observado en su investigación en Bogotá.


4. Contacto corporal: progresión del acercamiento

El contacto físico, cuando se da de forma paulatina y consentida, puede fortalecer el vínculo incipiente. En una interacción exitosa, el primer contacto suele ser leve y en zonas poco íntimas, como el brazo. La respuesta al contacto físico —ya sea permitiéndolo, intensificándolo o evitándolo— revela mucho sobre la disposición emocional de la otra persona (Kuhnke, 2017).

Los gestos de caricias, el roce voluntario o el tocar objetos del entorno de forma sensual (como pasar un dedo por el borde de una copa) también son parte del repertorio no verbal que acompaña al deseo, según documenta la investigación de Hidrobo y colaboradores (2009).


Indicadores de desinterés

Así como el lenguaje corporal puede revelar atracción, también puede manifestar desinterés. Conductas como evitar el contacto visual, fruncir el ceño, bostezar, cruzarse de brazos o alejarse físicamente indican falta de reciprocidad o incomodidad. Algunos gestos como colocar las manos en la cintura o mantener una distancia mayor a 120 cm tienden a asociarse con el deseo de marcar límites (Hidrobo et al., 2009).


Conclusión

Comprender el lenguaje corporal asociado a la atracción permite interpretar mejor las señales no verbales en contextos de interacción social. Aunque cada persona puede tener variaciones individuales, ciertas conductas tienden a ser comunes y se presentan de forma sistemática. Leer estas señales con atención, respeto y empatía resulta clave para establecer relaciones genuinas y consentidas.


Bibliografía

  • Hidrobo, C., Moreno, L., & Oyuela, R. (2009). Señales de lenguaje no verbal durante el galanteo en parejas jóvenes heterosexuales en Bogotá. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana.

  • Kuhnke, E. (2017). Lenguaje no verbal para dummies. Barcelona: Grupo Planeta.

  • Rosales, A. (2020). Los 9 tipos de mirada entre un hombre y una mujer, y qué significan. [Blog].

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